Raro es el día en que un cliente no nos diga que están trabajando más duro, más tiempo, más rapido, pero no obtienen resultados que les compense. Adicionalmente, se lamentan de su falta de tiempo para la vida personal o de no tener tiempo de calidad para pasar en casa. Pero, antes de que pulsen el botón del pánico o consideren la posibilidad de contratar a más empleados, siempre animamos a las empresas a hacer un análisis de su efectividad y eficiencia internas.

La gente más productiva, y aquellos que tienen el mejor equilibrio vida-trabajo, saben cómo gestionar su tiempo sabiamente. Si sientes que necesitas romper el círculo vicioso, primero date un tiempo para revisar tus hábitos y comprobar que no cumples ninguno de estos 8 hábitos:

NO TENER VISIÓN, OBJETIVOS NI PRIORIDADES.
Si la productividad y la gestión efectiva del tiempo van sobre generar resultados deliberados, lo primero y más importante es tener una visión bien definida, objetivos medibles y saber cuales son tus prioridades más elevadas. Puedes ser muy capaz de cumplir un proyecto, pero no recibirás ningún punto extra para tu organización si dejas pendientes otras tareas más importantes para tu empresa.

NO TENER PLAN, HORARIO O BLOQUES DE TIEMPO
Planifica para mañana antes de irte hoy. Dormirás mejor por la noche y tendrás un día más productivo mañana. Categoriza tu tiempo por A) alta prioridad y urgente B) alta prioridad pero no urgente C) baja prioridad y urgente D) baja prioridad y no urgente. Por último E) Tiempo Personal. Establece marcos temporales a base de agendar los minutos y horas requeridas para cada tarea en tu calendario. Mientras prioriza, pregúntate «¿Es esta la mejor manera de utilizar mi tiempo?»

SIN MARGEN PARA PENSAR, CREAR O INNOVAR
Establece franjas horarias de tiempo libre para liberarte del estress o librarte de las reuniones que se han alargado más de lo normal. Si tienes una reunión de 9 a 10, pon tu próxima reunión a las 10:30. Es importante que saques tiempo para innovar o resolver problemas agendando tiempo específico para planificar y crear. Cierra la puerta y corta las distracciones

NO DELEGAR
Identifica aquello en lo que estás trabajando ahora mismo y que otra persona podría manejar, e incluso encontrar variedad, inspiración y crecimiento. Algunos líderes caen en la trampa de pensar que son los únicos que pueden completar una tarea o que pueden hacerla mejor que nadie. Consecuentemente, gastan demasiado tiempo trabajando en proyectos que están por debajo de sus capacidades, y por ello pierden tiempo que podrían invertir en otras prioridades o en intereses personales.

FALTA DE SUEÑO O EJERCICIO
Duerme justo lo que necesita tu cuerpo. Demasiadas o muy pocas horas de sueño pueden hacerte más lento, lo que destruye tu productividad. Programa las tareas que más desgaste te generan durante tus horas de máxima energía. Haz algo de ejercicio, también. La actividad física mantendrá tu mente despejada y te ayudará a tener una productividad óptima.

DEMASIADAS REUNIONES
Selecciona los mejores participantes para la reunión, e involucra así a las personas con la mayor experiencia, a los que se verán más afectados por el tema y a las personas con autoridad para tomar decisiones. Obtén un acuerdo sobre el horario de inicio y finalización de cada reunión y mantenlo. Desarrolla una agenda y envíala antes de cada reunión para asegurar que todos sepan de antemano de qué serán responsables en la reunión. Identifica a un cronometrador para mantener a todos en el buen camino. Si no necesitas asistir a la reunión completa, acuerda asistir en un horario específico que corresponda a tu función.

DEMASIADA SOCIALIZACIÓN
Desconecta. Apaga el teléfono y aléjate de email y redes sociales por un periodo de tiempo suficiente como para concentrarte. El email puede ser muy eficaz para la comunicación, pero también puede ser uno de los mayores ladrones de tiempo mediante las distracciones constantes. Marca tiempos específicos cada día para responder al email y evita leerlos cada vez que recibes una notificación de mensaje nuevo. Limita las conversaciones presenciales también. Dedícate a los asuntos personales y a navegar por internet en casa o durante los descansos.

DEMASIADOS MIEDOS, DEMASIADA PROCRASTINACIÓN
Por definición, la procrastinación es el hábito intencionado de posponer una tarea con una tarea de menor importancia. Normalmente escogemos lo más facil o lo más familiar. Identifica qué es lo que te causa rechazo y averigua por qué. Conquista tus miedos analizando qué es lo peor que te podría pasar. Entonces pregúntate a ti mismo: «¿Podría vivir en este escenario?» La mayoría de veces podemos soportarlo. Pasa a la acción inmediatamente, pues es la única manera real de ganarle la batalla a la procrastinación.